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Síndrome de rumiación

También recibe el nombre de: mericismo, trastorno de rumiación

¿Qué es el síndrome de rumiación?

El síndrome de rumiación consiste en que la comida recién ingerida regresa a la boca desde el estómago. Cuando esto ocurre, la persona mastica y se vuelve a tragar la comida o bien la escupe. El síndrome de rumiación no es lo mismo que vomitar, que consiste en que comida completamente digerida sube por el esófago y se expulsa por la boca. Esta afección parece ser de tipo reflejo (los niños no lo hacen a propósito), aunque puede empezar después de una enfermedad que causa vómitos. 

La mayoría de los niños pequeños con síndrome de rumiación lo acaban superando. Sin embargo, en los niños de 10 años en adelante, esta enfermedad puede durar más y ser más difícil de tratar.

¿Cuáles son los signos y los síntomas del síndrome de rumiación?

El síndrome de rumiación puede causar los siguientes signos y síntomas: 

  • la comida recién tragada regresa a la boca, pero no tiene un sabor amargo ni agrio (como el vómito)
  • tener sensación de saciedad o de náuseas (malestar estomacal)
  • tener el estómago revuelto o dolor abdominal
  • pérdida de peso
  • labios agrietados
  • mal aliento

Cuando a un bebé le vuelve a subir la comida a la boca, puede tensar el vientre, arquear la espalda, parecer que está succionando o echar la cabeza hacia atrás. 

¿Qué problemas puede haber?

El síndrome de rumiación puede conllevar problemas derivados de una mala alimentación. Los niños pueden no ingerir suficiente cantidad de vitaminas, minerales y proteínas. Es posible que no crezcan bien o que se deshidraten (tengan muy poca agua en el cuerpo).

Cuando la comida les sube por el esófago, también les puede causar atragantamientos o problemas respiratorios como la neumonía (o pulmonía) si inhalan partículas de comida hacia los pulmones de forma accidental.

Algunos niños con el trastorno de rumiación pueden estar estresados por ello. Pueden tener problemas para llevar a cabo sus rutinas y actividades cotidianas, como ir a la escuela o hacer deporte.

¿Cuáles son las causas del síndrome de rumiación?

Los médicos no saben exactamente cuál es la causa del síndrome de rumiación. Podría deberse a problemas en la forma en que el aparato digestivo y el cerebro «hablan» entre sí. 

El síndrome de rumiación parece ser de tipo reflejo, lo que significa que el niño no hace que le suba la comida o los líquidos a propósito. Esta afección suele comenzar o desencadenarse por algo que le causa vómitos al niño, como haber contraído una infección viral. Cuando los niños contraen una infección viral que afecta al aparato digestivo o vomitan debido a una enfermedad, se suelen sentir molestos e incómodos. Esto les causa temor y ansiedad por volver a vomitar, lo que les puede causar todavía una mayor sensibilidad en el aparato digestivo. El vientre se les tensa y la comida y la bebida les suben hacia la boca.

Los médicos también creen que el síndrome de rumiación se desarrolla en algunos niños como una respuesta al malestar, a modo de eliminar estrés. Volver a masticar la comida puede hacerlos sentir mejor si están preocupados o muy estresados. 

El síndrome de rumiación afecta con mayor frecuencia a los bebés, así como a niños que presentan retrasos en el desarrollo. También puede afectar a niños que tienen problemas de estreñimiento crónico y a aquellos con depresión, ansiedad u otro problema de salud mental. Lo puede padecer un niño de cualquier edad.

¿Cómo se diagnostica el síndrome de rumiación?

Los médicos diagnostican esta afección haciendo preguntas sobre los síntomas y a través de una exploración física. También pueden pedir análisis de sangre, radiografías u otras pruebas para explorar el aparato digestivo. Los médicos también pueden preguntar sobre cualquier factor estresante que haya en casa o en la escuela, así como observar a los niños mientras comen y después de comer. 

¿Cómo se trata el síndrome de rumiación?

El tratamiento del síndrome de rumiación incluye enseñar a los niños la forma correcta de ingerir alimentos y de permitir que se digieran.  Aprenden a notar cuándo se les tensa el vientre y a relajar esos músculos para evitar que la comida les vuelva a subir por el esófago. 

Es posible que su médico les sugiera acudir a un profesional de la salud mental, como un psicólogo. Este profesional puede ayudar a su hijo a afrontar la ansiedad o la depresión, así como enseñarle las siguientes técnicas: 

  • La respiración diafragmática. Los niños aprenden a percibir cuándo les va a volver a subir la comida. 
  • La terapia de exposición. Los niños afrontan gradualmente situaciones que les desencadenan el síndrome de rumiación.

Usted puede ayudar a su hijo a practicar estas técnicas en casa. 

Si el síndrome de rumiación hace que su hijo pierda peso o que no crezca adecuadamente, es posible que su médico le sugiera hacer cambios en su dieta. A veces, los niños necesitan terapia nutricional enteral, que consiste en bebidas especiales, a base de vitaminas y otros nutrientes, que los niños necesitan para crecer. 

¿Qué más debería saber? 

El síndrome de rumiación se puede confundir con afecciones como el reflujo gastroesofágico (RGE) y la bulimia. Por eso es importante que un médico lo diagnostique. Si tiene preguntas sobre el síndrome de rumiación, hable con el médico de su hijo.

Jena Pado appointed to Children’s Miracle Network Hospitals Board of Governors

Jena Pado, Vice President and Chief Development Officer, has been appointed to the Board of Governors for Children’s Miracle Network Hospitals.

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