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Estenosis pilórica

¿Qué es una estenosis pilórica?

La estenosis pilórica es un problema médico que afecta al tubo digestivo en un lactante. Puede hacer que el bebé vomite intensa y frecuentemente y puede ocasionar otros problemas, como la deshidratación. La estenosis pilórica requiere tratamiento médico inmediato.

¿Qué ocurre en una estenosis pilórica?

La comida y otros contenidos estomacales pasan a través del píloro, la parte inferior del estómago, que conecta con el intestino delgado. La estenosis pilórica es un estrechamiento del píloro. Cuando un bebé tiene una estenosis pilórica, este estrechamiento del canal pilórico impide que los alimentos salgan del estómago.

Esta afección (también conocida como estenosis pilórica hipertrófica del lactante) es un tipo de obstrucción de la salida gástrica, lo que significa que se produce un bloqueo del vaciado del estómago a los intestinos.

En EE.UU., la estenosis pilórica afecta aproximadamente a 3 de cada 1.000 lactantes. Es más probable que ocurra en los primogénitos de género masculino, y se da por familias; si un padre o una madre tuvieron esta afección cuando eran bebés, sus hijos tendrán hasta un 20% de probabilidades de desarrollarla. La mayoría de los bebés que la presentan desarrollan los síntomas cuando tienen entre tres y cinco semanas de vida.

¿Cuál es su causa?

Se cree que los bebés que desarrollan una estenosis pilórica no nacen con ella sino que el progresivo engrosamiento del píloro tiene lugar después de nacer. Un bebé empezará a mostrar síntomas cuando su píloro esté tan engrosado que su estómago deje de vaciar adecuadamente su contenido al intestino.

No se sabe con exactitud qué es lo que provoca este engrosamiento. Se puede tratar de la combinación de varios factores; por ejemplo, el uso de eritromicina (un antibiótico) durante las dos primeras semanas de la vida del bebé o por parte de su madre durante el embarazo se ha asociado a estenosis pilórica en el bebé.

¿Cuáles son los signos y los síntomas de una estenosis pilórica?

Los síntomas de una estenosis pilórica suelen empezar en torno a las tres semanas de vida. Incluyen:

  • Vómitos. El primer síntoma de la estenosis pilórica suele ser el vómito. Al principio, puede parecer que el bebé solo está regurgitando leche con frecuencia, pero las regurgitaciones tienden a convertirse en vómitos en proyectil, en los cuales la leche se expulsa de la boca con fuerza, en forma de arco, a veces a más de varios pies (o medio metro) de distancia. Este tipo de vómitos suele ocurrir poco después de las tomas, aunque en algunos casos puede ocurrir varias horas después.

    La leche vomitada puede tener un olor agrio, como si estuviera cuajada, porque se ha mezclado con los jugos gástricos, que son ácidos. El vómito no contiene bilis, un líquido verdoso procedente del hígado que se mezcla con la comida digerida después de salir del estómago.

    A pesar de vomitar, los bebés con estenosis pilórica suelen tener hambre poco después de haber vomitado. Es importante saber que, a pesar de los vómitos, no suele parecer que el bebé tenga un dolor importante ni suele tener el aspecto de estar enfermo.
  • Cambios en las heces. Los bebés con estenosis pilórica suelen hacer heces (cacas) de tamaño más reducido y en menor cantidad, debido a que a su intestino llega muy poco alimento o ningún alimento en absoluto. El estreñimiento y las heces con mucosidades también pueden ocurrir.
  • Falta de ganancia de peso o pérdida de peso. La mayoría de los bebés con estenosis pilórica no consiguen ganar peso o lo pierden. A medida que empeora la afección, corren el riesgo de deshidratarse.

    Los bebés deshidratados son menos activos de lo normal y pueden presentar fontanelas hundidas o deprimidas en la cabeza, ojos hundidos y piel arrugada. Al fabricar una menor cantidad de orina, se pueden pasar más de cuatro a seis horas sin mojar los pañales.
  • Ondas peristálticas. Después de las tomas, el incremento de las contracciones estomacales puede generar ondas claramente perceptibles, que van de izquierda a derecha sobre el vientre del bebé cuando el estómago trata de vaciar su contenido a través de un píloro engrosado.

Es importante que se ponga en contacto con el médico de su hijo si su bebé presenta cualquiera de estos síntomas.

Hay otros trastornos que pueden cursar con síntomas similares. Por ejemplo: 

  • el reflujo gastroesofágico suele empezar antes de la octava semana de vida. Cursa con un exceso de regurgitaciones (por reflujo) después de las tomas, que pueden parecer vómitos. Pero la mayoría de los lactantes con esta afección no tienen vómitos en proyectil y, a pesar de que les puede costar ganar peso, sus heces suelen ser normales.
  • la alergia a la proteína de la leche también puede hacer regurgitar o vomitar al bebé, así como provocarle diarrea. De todos modos, estos bebés no tienen vómitos en proyectil.
  • la gastroenteritis (una inflamación del tubo digestivo provocada por una infección viral o bacteriana) también puede provocar vómitos y deshidratación. Pero los bebés con gastroenteritis suelen tener diarrea con heces sueltas, acuosas o, en ocasiones, sanguinolentas. La diarrea no se suele ver en la estenosis pilórica.

¿Cómo se diagnostica una estenosis pilórica?

El médico de su hijo les hará preguntas detalladas sobre la pauta de alimentación y sobre los vómitos de su hijo, incluyendo preguntas sobre el aspecto de sus vómitos. El médico examinará a su hijo y anotará cualquier pérdida de peso que haya tenido lugar o si no ha conseguido ganar peso desde la última visita.

El médico palpará el abdomen del bebé, tratando de identificar un bultito, que suele ser duro y móvil y que se palpa como si se tratara de una oliva. Si le médico consigue detectar un bultito de estas características, contará con un buen indicador de que el bebé padece una estenosis pilórica.

Si se sospecha una estenosis pilórica, lo más probable es que se solicite una ecografía abdominal. Los píloros engrosados se pueden ver mediante ecografías. Es posible que el médico le pida que no alimente a su hijo varias horas antes de hacerle la ecografía.

A veces, se hace una radiografía del aparato digestivo tras la ingesta de bario, en vez de una ecografía. Los bebés se han de tragar una cantidad reducida de un líquido blanquecino (llamado bario) y luego les hacen varias radiografías especiales para ver la región pilórica del estómago a fin de detectar si existe o no un estrechamiento.

El médico también puede pedir un análisis de sangre para detectar las concentraciones de electrolitos (unas sustancias minerales que ayudan a mantener los fluidos corporales bien equilibrados y los órganos vitales funcionando adecuadamente). Los desequilibrios electrolíticos suelen ocurrir debido a los vómitos persistentes de ácidos estomacales y a la deshidratación, y se deben corregir.

¿Cómo se trata una estenosis pilórica?

Cuando a un bebé se le diagnostica una estenosis pilórica, sea mediante ecografía o mediante radiografías con bario, se le ingresará en el hospital y se le preparará para una operación. Cualquier deshidratación o cualquier problema que se le detecte en los electrolitos en sangre se corregirá administrándole líquidos por vía intravenosa (VI), generalmente durante las próximas 24 horas.

Se le practicará una operación llamada piloromiotomía, que implica cortar los músculos engrosados del píloro para eliminar la obstrucción. El píloro se examinará a través de una incisión minúscula y se separarán y relajarán las partes del músculo que han crecido y se han engrosado excesivamente.

Esta operación también se puede hacer por laparoscopia. Se trata de una técnica en la que se introduce una cámara diminuta a través de una incisión practicada dentro del ombligo que permite al médico ver el área del píloro. Se completa la operación con la ayuda de instrumentos de tamaño reducido que se introducen a través de incisiones próximas al ombligo.

La mayoría de los bebés que se someten a este tipo de operación se pueden volver a alimentar con normalidad bastante pronto, generalmente entre tres y cuatro horas después de la operación. Debido a la inflamación en la zona operada, es posible que el bebé siga vomitando pequeñas cantidades durante aproximadamente un día tras la operación. Si no hay complicaciones, la mayoría de los bebés que se someten a una piloromiotomía vuelven a casa entre 24 y 48 horas después de la operación y se pueden alimentar con normalidad.

Si está amamantando a su bebé, es posible que le preocupe saber si podrá seguir amantándolo mientras esté hospitalizado. El hospital le debería facilitar una bomba de extracción de leche y ayudarla a utilizarla para que usted se pueda seguir sacando leche hasta que su hijo se pueda volver a alimentar con regularidad.

Después de someterse a una piloromiotomía, su bebé no necesitará seguir ninguna pauta de alimentación especial. El médico programará una visita se seguimiento, donde examinará a su hijo, a fin de asegurarse de que la herida se le está curando bien y de que el bebé se está alimentando bien y está manteniendo o ganando peso.

La estenosis pilórica no debería recurrir después de que el bebé se someta a una piloromiotomía. Si su hijo sigue presentando síntomas semanas después de la operación, esto podría obedecer a otro tipo de problema médico, como una gastritis o un reflujo gastroesofágico. En tal caso, debería informar a su médico de inmediato.

¿Cuándo debería llamar al médico?

La estenosis pilórica es una afección médica urgente que requiere tratamiento inmediato. Llame al médico si su hijo:

  • tiene vómitos en proyectil persistentes después de las tomas
  • está perdiendo peso o no lo gana según lo esperado
  • está menos activo de lo habitual o muy somnoliento
  • hace pocas heces o ninguna en absoluto durante un período de uno a dos días
  • presenta signos de deshidratación, como pañales secos durante más de cuatro a seis horas, fontanelas hundidas u ojos hundidos