Hiperacusia
También recibe el nombre de: sensibilidad al sonido, sensibilidad al ruido, disminución de la tolerancia al sonido
¿Qué es la hiperacusia?
La hiperacusia consiste en que los sonidos cotidianos parecen demasiado fuertes e incómodos. Se trata de un trastorno auditivo que puede afectar a uno o ambos oídos, sea de forma repentina o con el paso del tiempo.
La sensibilidad auditiva es frecuente en los niños y tiende a desaparecer a medida que crecen. Pero si algunos ruidos parecen tan fuertes que molestan o causan dolor, se podría tratar de una hiperacusia. La terapia psicológica y otras estrategias pueden ayudar a los niños a sobrellevar las molestias e incomodidades de la hiperacusia.
¿Cuáles son los signos y los síntomas de la hiperacusia?
Hay ciertos sonidos que resultan demasiado fuertes, dolorosos o molestos para las personas con hiperacusia. Los síntomas pueden incluir un zumbido en los oídos o dolor o presión en los oídos (como cuando se está en un avión). En los casos graves, la hiperacusia puede causar problemas de equilibrio y, en raras ocasiones, episodios similares a las crisis convulsivas.
Los ruidos molestos pueden hacer que los niños con hiperacusia se sientan tensos, ansiosos, enfadados o deprimidos, o que les cueste relacionarse con los demás. También les puede resultar difícil concentrarse al oír los sonidos.
Algunos niños se tapan los oídos, se enfadan o intentan alejarse del ruido. También pueden tener miedo de ir a cualquier sitio donde hayan oído un sonido desagradable antes, como el cuarto de baño. El cansancio y el estrés pueden empeorar los síntomas.
Hay muchos sonidos que pueden desencadenar episodios de hiperacusia, como los siguientes:
- electrodomésticos en funcionamiento, como el lavavajillas, la batidora, el frigorífico o la aspiradora
- un inodoro que se descarga, un grifo o un secador de manos en los baños
- el zumbido del motor de un coche u otros sonidos que emiten los vehículos
- gente hablando, pasando páginas, haciendo ruido con la vajilla o usando utensilios (como los tenedores y los cuchillos)
- los ladridos de los perros
- la música
¿Cuáles son las causas de la hiperacusia?
La hiperacusia se puede deber a diferentes causas, pero los médicos no siempre están seguros de cuál es la causa exacta. Por ejemplo, los expertos todavía no saben por qué algunos ruidos les resultan incómodos solo a algunos niños. Se puede deber a la manera en que el cerebro procesa los sonidos. Normalmente, el cerebro nos ayuda a saber lo fuerte o suave que es un ruido. Pero en la hiperacusia, el cerebro parece confundir los sonidos y hace que parezcan más fuertes de lo que los son en realidad.
Otras causas se deben a las infecciones del oído, como ciertos tipos de infecciones del oído medio o de los nervios de la cara, como la parálisis de Bell. Otras causas posibles son las lesiones en el oído debidas a un ruido fuerte y repentino (como un disparo o los fuegos artificiales), estar expuesto a sonidos fuertes durante mucho tiempo o tomar ciertos medicamentos o sustancias venenosas.
La hiperacusia suele ir acompañada de otras afecciones como:
- el tinnitus (zumbido en los oídos), la misofonía (aversión a ciertos sonidos) o la enfermedad de Ménière (un problema del oído interno).
- las lesiones en la cabeza o el cerebro, las migrañas, algunos tipos de epilepsia o el síndrome de Williams
- la enfermedad de Lyme, la parálisis de Bell o unos problemas en la mandíbula llamados trastornos temporomandibulares
- el síndrome de fatiga crónica o la enfermedad de Tay-Sachs
- la ansiedad y el trastorno por estrés postraumático (TEPT)
Los niños pequeños y los niños con afecciones como el trastorno del espectro autista son más propensos a tener hiperacusia.
¿Cómo se diagnostica la hiperacusia?
Si cree que su hijo podría tener una hiperacusia, consulte a un otorrinolaringólogo (un médico especialista en oídos, nariz y garganta) o a un audiólogo (un profesional de la salud que ayuda en los problemas de audición y equilibrio).
Ese médico les preguntará sobre los síntomas y le hará un exploración física y una prueba de audición a su hijo. Para saber si otra afección podría ser la causa, algunos niños pueden tener que someterse a otras pruebas, como los análisis de sangre.
¿Cómo se trata la hiperacusia?
El tratamiento para la hiperacusia puede incluir lo siguiente:
- Sonoterapia o terapia de desensibilización auditiva. Implica llevar un dispositivo en uno o ambos oídos que emite ruido blanco (suaves sonidos de fondo, como la estática). Durante semanas o meses, esto ayuda al cerebro a adaptarse a escuchar sonidos más fuertes.
- Terapia de integración auditiva. Los niños practican escuchando música cada día a diferentes volúmenes.
- Terapia cognitivo-conductual. Se trata de una especie de terapia conversacional que ayuda a los niños a gestionar el estrés que puede acompañar a la hiperacusia, con el objetivo de que los ruidos les resulten menos estridentes.
- Terapia de reentrenamiento del acúfeno (o tinnitus). Este tratamiento se suele aplicar para tratar el tinnitus, pero también puede ayudar en la hiperacusia. Combina el asesoramiento propio de la terapia psicológica con la sonoterapia.
- Terapia ocupacional. Un terapeuta ocupacional puede enseñar a los niños formas de gestionar sus emociones para que puedan afrontar mejor los sonidos.
- Medicación. Si la causa es una infección, tratarla con medicamentos también puede aliviar la intensidad con que se perciben los sonidos.
- Cirugía. Puede ser necesario operar al paciente para reparar los nervios de la cara si se paralizan y le causan una hiperacusia.
¿Cómo pueden ayudar los padres?
Para ayudar a su hijo a afrontar la hiperacusia, intente lo siguiente:
- Usar auriculares, audífonos o tapones para los oídos a fin de evitar los ruidos desencadenantes, aunque evitando usarlos demasiado. Eso podría hacer que su hijo fuera más sensible a ciertos sonidos.
- Explicarle qué es el sonido. Esto puede tranquilizar a su hijo. También puede hacer que su hijo haga su propio ruido fuerte para acostumbrarse a ese tipo de ruidos. Puede aplaudir, jugar con juguetes que hacen sonido, golpear una olla o encender un aparato como una aspiradora mientras usted está a su lado.
- Avisar a su hijo cuándo puede esperar oír un ruido, si es posible. Acostumbrar a los niños al sonido puede ser útil, pero aleje a su hijo de los sonidos si le molestan.
- Poner música suave o un ruido de fondo en los momentos tranquilos para que los sonidos fuertes repentinos no le resulten tan sorprendentes a su hijo.
- Ayudar a su hijo a aliviar su estrés haciendo cosas como la respiración profunda. Hacer que duerma lo suficiente y que haga ejercicio físico también ayuda. Un terapeuta también puede ayudar a su hijo a encontrase mejor.
¿Qué más debería saber?
Hay muchos niños pequeños que son sensibles al sonido y lo acaban superando con la edad, de modo que no siempre se trata de una hiperacusia. A algunos niños les molestan más cosas que el ruido, como la comida (son muy exigentes con lo que comen) y ciertas texturas. Para saber si se podría tratar de un trastorno del procesamiento sensorial (que consiste en que el cerebro no procesa correctamente la información procedente de los sentidos) en vez de un hiperacusia, pida a su médico que le recomiende a un terapeuta ocupacional.