Hepatitis C
¿Qué es la hepatitis C?
La hepatitis C es una infección del hígado causada por el virus de la hepatitis C (VHC). Puede provocar insuficiencia hepática, cáncer de hígado o enfermedad hepática crónica (cirrosis), y es la principal causa de trasplante de hígado en los Estados Unidos.
Algunas personas que contraen el VHC solo padecen una enfermedad de corta duración porque sus cuerpos son capaces de eliminar el virus. Pero la mayoría de las personas desarrollan una infección crónica (de largo plazo).
¿Cómo se contagia la gente de hepatitis C?
El VHC se contagia a través del contacto directo con la sangre u otros fluidos corporales de una persona infectada. Esto puede ocurrir al:
- compartir agujas para inyectarse drogas o al compartir dispositivos para esnifarla
- hacerse un tatuaje o un piercing con utensilios no esterilizados
- mantener relaciones sexuales (aunque se trata de la vía menos habitual)
- trasmitir el virus de una madre infectada a su hijo durante el embarazo
En la mayoría de los casos, los niños con hepatitis C contrajeron la infección de sus madres apenas nacieron.
Gracias a los análisis de sangre que se hacen como pruebas de cribado y a otras precauciones sanitarias adoptadas a principios de la década de 1990, el contagio de la hepatitis C a partir de la hemodiálisis, las transfusiones de sangre o los trasplantes de órganos es muy poco frecuente en la actualidad.
También es muy raro, pero posible, que una persona contraiga el virus al compartir artículos domésticos que puedan haber estado en contacto con la sangre infectada de otra persona, como maquinillas de afeitar, cepillos de dientes o tijeras.
La hepatitis C es más frecuente en adultos que en niños. Según los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), los índices de infección en EE. UU. casi se triplicaron entre los años 2010 y 2015. La mayoría de estas nuevas infecciones afectan a personas jóvenes (de entre 20 y 29 años) que se inyectan drogas; muchas de ellas pasaron de abusar de analgésicos de venta con receta médica (opioides) a inyectarse heroína, que suele ser más barata y resulta más fácil de conseguir.
Debido a que las mujeres en edad reproductiva forman parte de este grupo, a los expertos les preocupa que haya más recién nacidos en riesgo de contraer hepatitis C.
¿En qué se diferencian la hepatitis C aguda y la hepatitis C crónica?
Los médicos se refieren a las infecciones de hepatitis C como agudas o como crónicas:
- La hepatitis C aguda es una enfermedad breve que aparece dentro de los 6 meses posteriores a haber estado expuesto al virus.
- La hepatitis C crónica ocurre cuando una persona continúa teniendo el virus en el cuerpo después de transcurridos seis meses. Esto significa que el virus permanece en el cuerpo y puede causar una enfermedad de por vida.
¿Cuáles son los signos y los síntomas de la hepatitis C?
La hepatitis C puede ser una infección "silenciosa pero mortal". La mayoría de las personas infectadas no presentan síntomas. Pero pueden tener problemas de salud décadas más tarde y pueden contagiar la enfermedad a otras personas.
Cuando la hepatitis C aguda presenta síntomas, estos pueden ser similares a los de la hepatitis A y la hepatitis B, e incluyen los siguientes:
- ictericia (cuando la piel y el blanco de los ojos adquieren una tonalidad amarillenta)
- fiebre
- náuseas, vómitos y falta de apetito
- dolor de vientre (en el lado derecho superior del abdomen)
- dolor en las articulaciones
- orina más oscura de lo normal o heces de color grisáceo
A veces, las personas con hepatitis C crónica tienen síntomas generales y vagos, como cansancio extremo o depresión. La mayoría de los niños no tienen síntomas y solo comienzan a tener síntomas de la enfermedad aguda años más tarde, cuando desarrollan una enfermedad hepática avanzada.
¿Qué problemas puede causar la hepatitis C?
La hepatitis C es el tipo más grave de hepatitis. En la actualidad, es una de las causas más frecuentes de trasplante de hígado en adultos.
Afortunadamente, ahora disponemos de medicamentos para tratar la hepatitis C y para curarla en la mayoría de los casos.
¿Cómo se diagnostica la hepatitis C?
Los médicos piden un análisis de sangre para detectar anticuerpos contra el VHC. Los CDC recomiendan hacer el análisis de sangre diagnóstico a:
- todos los estadounidenses que hayan nacido entre los años 1945 y 1965
- cualquier persona que se haya inyectado drogas
- pacientes que hayan recibido órganos o sangre antes del año 1992
- personas que se hayan sometido a hemodiálisis
- personas con afecciones como una infección por el VIH o una enfermedad hepática crónica
- los recién nacidos cuyas madres tengan hepatitis C
- las personas que hayan estado expuestas a la sangre de una persona con hepatitis C
¿Cómo se trata la hepatitis C?
Se han hecho avances importantes en el tratamiento e, incluso, en la curación de la hepatitis C. Ahora existen nuevos medicamentos que se administran por vía oral y que pueden curar la hepatitis C en muchas personas en un plazo de unos 3 meses. Estos medicamentos eran muy caros al principio, pero sus precios están bajando, una tendencia que los expertos en salud esperan que continúe mientras la incidencia de la hepatitis C siga aumentando y las pruebas de cribado sigan detectando más casos.
Estos medicamentos curan completamente en torno al 90% de los pacientes. Existe un nuevo medicamento oral que parece prometedor para el 10% restante que no responde al tratamiento estándar. Este nuevo comprimido combinado de tipo antiviral está siendo revisado en la actualidad por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés).
¿Qué ocurre después de una infección de hepatitis C?
Las personas que hayan dado positivo en la prueba de la hepatitis C no pueden donar sangre.
Los expertos en salud advierten que las personas que hayan desarrollado una hepatitis C debido al consumo de drogas deberían recibir tratamiento psicológico o complementario que los ayude a superar la adicción. De lo contrario, podrían volver a infectarse.
¿Se puede prevenir la hepatitis C?
Lamentablemente, no hay ninguna vacuna para protegerse de la hepatitis C. La prevención supone evitar las conductas de riesgo de contagio del VHC, sobre todo la de inyectarse drogas.