Trastorno de retraso de la fase de sueño-vigilia en los adolescentes
También recibe el nombre de: síndrome de la fase del sueño retrasada
¿Qué es el trastorno de retraso de la fase de sueño-vigilia?
Al entrar en la adolescencia, muchos niños tienen problemas para conciliar el sueño a su hora habitual. Pero a veces hay adolescentes que no se pueden dormir o despertar a las horas deseadas y que tienen problemas para funcionar a lo largo del día. Cuando esto ocurre durante por lo menos 3 meses seguidos, se conoce como trastorno de retraso de la fase de sueño-vigilia. Este trastorno es uno de los problemas del sueño más frecuentes en la adolescencia.
Puede causar déficit del sueño (no dormir lo suficiente), lo que puede provocar problemas de concentración, cambios de humor y falta de energía.
¿Cuáles son las causas del trastorno de retraso de la fase de sueño-vigilia?
La causa de este trastorno no está clara, pero en él pueden influir varios factores:
- El ciclo de sueño-vigilia (ritmo circadiano) tiende a cambiar hacia más tarde durante la pubertad. Esto significa que el cerebro libera melatonina (una hormona que le indica al cuerpo que se prepare para dormir) más tarde por la noche que en los niños pequeños y los adultos. Por eso, los adolescentes no suelen tener sueño a la misma hora de la noche que los niños y los adultos: su «reloj corporal» todavía no está preparado para dormir. En los adolescentes afectados por un retraso de la fase de sueño-vigilia, este cambio se convierte en un problema.
- Este trastorno se puede dar por familias, lo que significa que podría ser de origen genético. Un adolescente puede tener más probabilidades de desarrollar este trastorno si uno de sus padres lo padeció.
- Los adolescentes tienen una gran necesidad de mantenerse en contacto con sus amigos. Pero suelen estar tan ocupados con los deberes y las actividades extraescolares que no pueden conectar con ellos hasta la noche. Si tienen que elegir entre irse a la cama o quedarse despiertos hasta tarde para charlar o salir con sus amigos, muchos adolescentes eligen quedarse despiertos hasta más tarde.
- Luces intensas o la luz azul de los teléfonos inteligentes o las tabletas por la noche. Este tipo de luces puede afectar al reloj corporal de una persona. Muchos adolescentes usan estos dispositivos cada noche, pero conectarse durante mucho tiempo después de que se ponga el sol puede hacer que se queden despiertos más allá de la hora ideal para acostarse. Del mismo modo, no exponerse a la luz solar propia de la primera hora de la mañana (cuando sale el sol) también puede afectar al reloj corporal de una persona.
Hay otras cosas que pueden aumentar el riesgo de padecer un trastorno de retraso de la fase de sueño-vigilia, como trabajar en el turno de noche, viajar a través de zonas horarias diferentes y tomar demasiada cafeína.
¿Cuáles son los signos y los síntomas del trastorno de retraso de la fase de sueño-vigilia?
El principal síntoma de este trastorno es la dificultad para conciliar el sueño por la noche y para despertarse cuando es necesario, por ejemplo, para cumplir con el horario escolar o laboral. Otros signos a tener en cuenta son la somnolencia diurna, los problemas para concentrarse o prestar atención, estar deprimido o estar irritable y con mal humor.
Es normal presentar estos síntomas de vez en cuando durante la pubertad. Pero, debido a que la mayoría de las escuelas empiezan más temprano por la mañana de la hora natural de despertarse de muchos adolescentes, la mayoría de ellos necesitan despertarse antes de lo que desearían hacerlo según su reloj corporal. Muchos adolescentes pueden «recuperar» el sueño cuando lo necesiten, pero aquellos que presenten estos síntomas durante más de 3 meses seguidos es probable que padezcan un trastorno de retraso de la fase de sueño-vigilia.
¿Cómo se diagnostica el trastorno de retraso de la fase de sueño-vigilia?
No existe ninguna prueba médica que permita detectar el trastorno de retraso de la fase de sueño-vigilia, pero pedir al adolescente que lleve un diario de sueño puede ayudar al médico a averiguar si presenta algún problema en su ciclo de sueño-vigilia. Esto significa anotar las horas de sueño y de vigilia, así como los niveles de energía (sensación de sueño o de alerta) por la mañana, la tarde y la noche todos los días durante por lo menos una semana. También es importante anotar el horario de sueño durante los fines de semana y los días festivos, cuando el adolescente puede dormir más y despertarse más tarde.
En algunos casos, el médico puede pedir al adolescente que lleve un dispositivo en la muñeca (llamado actígrafo) que permite registrar los momentos en que el cuerpo está en reposo y los momentos en que está activo. Esto puede ayudar a confirmar lo que el adolescente ha registrado en su diario del sueño.
¿Cómo se trata el trastorno de retraso de la fase de sueño-vigilia?
El médico de su hijo en edad adolescente puede recomendarle estrategias que lo pueden ayudar, como:
- Mejorar la higiene del sueño. Este es el primer paso importante para tratar el trastorno de retraso de la fase de sueño-vigilia.
- Cambiar el reloj corporal hacia un horario de sueño-vigilia que empiece más temprano. Esto puede ayudar cuando los síntomas del este trastorno son leves. Para ello, adelante la hora de acostarse de su hijo entre 15 y 30 minutos cada noche durante una o dos semanas hasta que alcance la hora deseada.
- Tomar suplementos de melatonina. Estos suplementos pueden ayudar a que su hijo se sienta preparado para dormir antes por la noche. Pero hable antes con su médico para saber si son adecuados para su hijo y qué cantidad debe tomar. Los suplementos de melatonina no están regulados, o sea que pregunte al médico de su hijo sobre qué marcas son las más fiables.
- Terapia de luz (fototerapia). La exposición a luces intensas o brillantes por la mañana puede bloquear la liberación de melatonina y despertar el cerebro. Su hijo también debe evitar las luces intensas por la noche, sobre todo la luz azul de los dispositivos electrónicos.
- La cronoterapia, que puede ayudar en los casos más graves. Esto implica retrasar la hora de acostarse unas 2-3 horas cada noche durante una o dos semanas hasta alcanzar la hora deseada. Para que esto funcione, su hijo tendrá que poder dormir durante el día a lo largo de una o dos semanas, por lo que es mejor hacerlo durante las vacaciones.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo con trastorno de retraso de la fase de sueño-vigilia?
Para ayudar a su hijo a controlar este trastorno:
- Hable con él sobre seguir unas buenas prácticas de higiene del sueño, como mantener el dormitorio fresco, oscuro y tranquilo. Empiece poco a poco, haciendo uno o dos cambios que su hijo pueda gestionar, y celebre los pequeños logros.
- Hable con los profesores de su hijo o con el orientador escolar para saber si se puede saltar un par de clases a primera hora de la mañana.
- De ser posible, haga que su hijo cambie las actividades programadas para las horas más tardías del día a horas más tempranas. Disponer de más tiempo libre por la tarde y por la noche le puede permitir a su hijo hacer los deberes y hablar con sus amigos sin tener que quedarse despierto hasta tarde.
¿Qué más debería saber?
Aunque el trastorno de retraso de la fase de sueño-vigilia no tiene cura, muchos adolescentes lo superan con la edad. Cuando alcanzan la etapa adulta, sus ciclos de sueño y vigilia se suelen adelantar.
Mientras tanto, puede ayudar a su hijo siguiendo estos consejos y asegurándose de que asiste a todas las visitas regulares que tenga programadas con su médico.