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Los médicos usan las espirometrías para comprobar el funcionamiento de los pulmones. Se puede utilizar para diagnostícar ciertas afecciones respiratorias.
Un estudio del sueño (también conocido como polisomnografía) ayuda a los médicos a diagnosticar problemas relacionados con el sueño. Es una prueba nocturna que puede registrar una variedad de funciones corporales mientras un niño duerme.
En la amniocentesis, el médico extrae una muestra del líquido amniótico que rodea al bebé para verificar signos de problemas como trastornos cromosómicos, problemas genéticos y defectos del tubo neural.
El cribado múltiple es un análisis de sangre que se ofrece a todas las mujeres embarazadas. Los médicos lo usan para detectar trastornos cromosómicos y defectos del tubo neural.
Una ecografía prenatal es una prueba segura e indolora que muestra la forma y la posición del bebé. Se puede realizar en el primer, segundo o tercer trimestre del embarazo.
Esta prueba verifica si el bebé responde normalmente a la estimulación y si recibe suficiente oxígeno. Se realiza para verificar la salud del feto en un embarazo de alto riesgo o cuando ya pasó la fecha de parto.
La muestra del vello coriónico examina las células de la placenta en busca de anomalías cromosómicas. La mayoría de las mujeres cuyos embarazos no son de alto riesgo no necesitan esta prueba.
Una prueba de contracciones con estrés mide el ritmo cardíaco del feto para asegurarse de que el bebé podrá resistir las contracciones durante el trabajo de parto.
Las pruebas de cribado del primer trimestre (o cribado del primer trimestre) suelen incluir un análisis de sangre materna y una ecografía. Se hacen para ver si el feto tiene riesgos de tener una anomalía cromosómica, como síndrome de Down o el síndrome de Edward) o una malformación congénita (como problemas cardíacos).
