A-Z: Malformación arteriovenosa (MAV)
También recibe el nombre de: MAV cerebral, MAV, MAV espinal, MAV medular
Una malformación arteriovenosa (MAV) es una maraña de vasos sanguíneos donde hay una conexión anormal entre las arterias y las venas.
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Las arterias transportan sangre roja, rica en oxígeno, desde el corazón hasta todas las partes del cuerpo. Una vez las partes del cuerpo hayan usado el oxígeno, las venas llevan sangre pobre en oxígeno de vuelta al corazón. Una red de minúsculos capilares conecta las arterias y las venas. Los capilares son una de las partes más importantes del sistema circulatorio. Distribuyen nutrientes y oxígeno a todas las células y eliminan productos de desecho, como el dióxido de carbono. Cuando alguien tiene una MAV, significa que faltan capilares en una pequeña red de arterias y venas. La arteria y la vena se conectan directamente, lo que hace que la sangre fluya más deprisa en estas áreas.
Las MAV se suelen formar cuando el bebé todavía es un feto y los médicos no conocen su causa. Se pueden encontrar en cualquier parte del cuerpo, pero solo suelen suponer un problema cuando afectan el cerebro o la médula espinal (MAV cerebrales o espinales). Con el tiempo, en una MAV cerebral, se pueden debilitar las paredes de las arterias o de las venas porque la sangre fluye tan deprisa por su interior. Esto puede causar una hemorragia en el tejido circundante. Una MAV cerebral también puede hacer que llegue menos oxígeno al cerebro y al tejido espinal porque la sangre fluye tan deprisa que el oxígeno no se puede transferir bien al tejido. Esta afección también puede ejercer presión sobre el cerebro o la médula espinal. Esto puede causar dolores de cabeza, crisis convulsivas, debilidad muscular o parálisis y una variedad de problemas neurológicos, desde mareos hasta problemas en la vista y la coordinación.
La mayoría de las MAV cerebrales no causan síntomas y solo se descubren durante el tratamiento de otra afección. De todos modos, un pequeño porcentaje puede causar problemas de gravedad y hasta de riesgo vital, como accidentes cerebrovasculares, daño cerebral y hemorragia cerebral. Tratar o no tratar una MAV y cómo tratarla es algo que se decide caso por caso y en función de la edad del paciente, la ubicación y el tamaño de la MAV y de si ha tenido o no sangrados dentro del cerebro. Las MAV se suelen poder extraer mediante cirugía (operando al paciente). Otros tratamientos de las MAV cerebrales incluyen procedimientos que obstruyen las arterias de la MAV para detener el flujo sanguíneo.
Tenga en cuenta lo siguiente
La mayoría de las malformaciones arteriovenosas no son un problema de salud que deban ser motivo de preocupación. Solo en torno a una de cada 10 personas con MAV cerebral presentarán síntomas que podrán requerir tratamiento. El tratamiento suele tener éxito si la MAV se diagnostica y se trata antes de que pueda causar daño neurológico. Los daños que ya se hayan causado no se suelen poder revertir.
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